NUESTRO GRAN MAESTRO

armiento no pudo tener una educación escolarizada. Pero se propuso que esto no le sucediera a nadie más. Por eso desde muy joven comenzó a fundar escuelas. Y siguió haciéndolo desde todos los cargos públicos que tuvo durante de su vida. Otra de sus pasiones fue el periodismo. Que ejerció desde innumerables periódicos de América. Luchó para que la educación de la mujer fuera la misma que la de los varones. Como gobernador de San Juan decretó la obligatoriedad de la escuela primaria. Defendió la educación laica y gratuita.



La vocación de Sarmiento por fundar y dirigir escuelas nació en él tempranamente. Casi como una respuesta por sus experiencias personales. Su padre, José Clemente Sarmiento Funes, fue peón de campo, arriero, y soldado en las guerras por la independencia. Desde que su hijo fue muy chico quiso evitarle las duras tareas rurales. Se ocupó de enseñarle a leer. Y Sarmiento pudo hacerlo de corrido a los cuatro años.

A los cinco años estudió en la "Escuela de la Patria" de San Juan dirigida por un maestro porteño, Ignacio Fermín Rodríguez. Pero su educación escolarizada quedó trunca, cuando, a los doce años de edad, supo que no recibiría la beca del gobierno de Buenos Aires para cursar estudios en el Colegio de Ciencias Morales, actual Colegio Nacional de Buenos Aires.

En ese momento, en el país sólo había dos Universidades: la de Córdoba y la de Buenos Aires. Para ser estudiante en ellas había que cumplir con un requisito: estudiar el secundario en el Colegio de Nuestra Señora de Montserrat en Córdoba, o el Colegio de Ciencias Morales. Los dos origen colonial.

Por eso, no es casual lo que hizo con sólo quince años. Cuando se exilió junto a su tío, José de Oro, fundó en San Francisco del Monte en San Luis, una escuela para enseñar a leer y a escribir a los campesinos.

A los veintiocho años creó el Colegio de Señoritas de Santa Rosa. Desde ese momento que la educación de la mujer fue de interés central para él. Nunca dejó de luchar para que las damas recibieran la misma educación que los varones.

En esa época, también fundó en San Juan "El Zonda", un periódico de corta existencia, que más tarde reeditó. Una vez exiliado en Chile, la libertad de prensa de ese país en la década del 40 le permitió iniciar dos luchas. Enfrentar a la dictadura rosista instaurada en Buenos Aires desde el periodismo. Y poner en práctica sus planes educacionales.

En Chile, "El Mercurio", "El Nacional", "El Progreso", "El Heraldo Argentino", "La Tribuna", "Sud América", y "La Crónica", fueron los diarios desde los que ganó fama como periodista, escritor, pensador y potencial estadista. Allí publicó buena parte de sus principales obras: "Mi defensa", "Argirópolis", "Recuerdos de Provincia", "Campaña en el Ejército Grande", "Civilización y Barbarie", "Método de lectura gradual".

A los treinta y un años dirigó la Escuela Normal para Maestras. Al año siguiente, participó en la fundación de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. El gobierno chileno también le concedió tres años después, la posibilidad de recorrer el mundo para estudiar sus sistemas educativos.

En la década del 50, ya exiliado Rosas, se organizó constitucionalmente el Estado de Buenos Aires. Estaba separado de la Confederación Argentina, presidida por el general Urquiza con capital en Paraná, Entre Ríos.

Por entonces, en Buenos Aires, Sarmiento desempeñó diferentes funciones públicas y continuó su labor periodística desde "El Nacional". También siguió creando escuelas. Incluso en la Capital, a pesar de que allí, sólo tenían jurisdicción el Municipio y las damas de la Sociedad de Beneficencia. Así, estableció las Escuelas de Catedral al Norte y Catedral al Sur.

Después de duras negociaciones, consiguió elevar el presupuesto educativo del gobierno de Buenos Aires de 20.000 a 70.000 pesos. Había pedido 200.000 pesos y, en su opinión, no era suficiente. Ese esfuerzo por aumentar el presupuesto escolar en el gobierno le valió el apodo de "El loco Sarmiento".

Luego, como gobernador de San Juan (1862-1864) decretó la enseñanza primaria obligatoria. También mandó construir el Colegio Preparatorio -actual Colegio Nacional de San Juan- para 1000 alumnos y la Escuela de Señoritas dedicada a la formación de maestras.

Su labor periodística continuó en los Estados Unidos mientras se desempeñaba como ministro plenipotenciario y enviado extraordinario del gobierno argentino (1864-1868). Y desde medios como el "New York Tribune", "Boston Daily Address" y "Ambas Américas". También publicó "Las Escuelas: base de la prosperidad en los Estados Unidos". Fue justamente un periódico norteamericano, el "American Journal of Education" el que anunció que Sarmiento posiblemente fuese el próximo Presidente de Argentina.

Como presidente de la Nación (1868-1874), Sarmiento siguió inaugurando establecimientos escolares, además de la Escuela Naval y el Colegio Militar. Durante su mandato, la cantidad de alumnos primarios creció de 30.000 a 100.000. Reformó los planes de estudio e impulsó el desarrollo de las bibliotecas populares.
 
 "El Monitor de la Educación Común", portada (1881).
Cuando terminó su gestión presidencial volvió a fundar establecimientos escolares como Director General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. Luego como Superintendente General de Escuelas de la Nación. También siguió con su profesión de periodista, desde "La Tribuna", "La Educación en la Provincia de Buenos Aires", "Educación Común" y "El Censor".

Fueron años vertiginosos en los que participó de la polémica Educación Religiosa Obligatoria vs. Educación Laica. Defendió la postura laicista triunfante en el Congreso Pedagógico de 1882. Este ámbito de discusión impulsó la Ley 1420 de Educación Común que establecía la obligatoriedad de la escuela primaria laica, su gratuidad, y gradualidad